lunes, 30 de abril de 2012

Fútbol moderno.

Vivimos en un mundo en constante evolución, que se encamina, si no lo es ya, a ser dominado en su totalidad por la tecnología y el marketing. Tal y como discurre todo, la preocupación y el cuidado de la imagen está consiguiendo dejar de lado principios de antes en realidad mucho más importantes. Esto, afecta a todos los aspectos de la vida, y por supuesto, al tema que concierne a este blog: El fútbol. 

Que las nuevas generaciones de futbolistas tienen poco que ver con las anteriores es un hecho evidente , cada día mas. No cabe duda de que todos ellos tienen en común con sus antecesores el amor por este deporte, aunque de manera muy diferente. 
Los futbolistas de antes, anteponían el fútbol a cualquier cosa, el fútbol de verdad, y no en lo que se ha convertido. Eran jugadores que vivían por y para entrenar y mejorar, y con ello ayudar a su equipo, en el que habitualmente pasaban la totalidad de su carrera. 
Los futbolistas de antes eran gente cercana al aficionado, lo más normal del mundo, y como debe ser, era escuchar o ver por la televisión entrevistas diarias con cualquiera de ellos, tus ídolos, ya fueran la estrella del equipo o tuvieran un rol secundario. 
La calidad de los jugadores de antes no tiene nada que ver con la de los de ahora, ya que estos, cada día más, son puros atletas y genios con el balón, que en muchos casos anteponen su lucimiento personal a la entrega y la pasión que se les supone cuando disputan un partido.
Los futbolistas de antes, en su mayoría, eran jugadores mucho mas limitados que salían al campo a morder, independientemente del rival y el partido, y a dejarse el alma por sus colores. Esta entrega, por encima de su calidad individual, se reflejaba en el amor y el reconocimiento que toda la grada les profesaba. 
En el fútbol de antes, sin duda un fútbol más duro y precario que el de ahora, lo habitual cada domingo era ver jugadores que recibían entradas durísimas que, a no ser en caso de lesión, se levantaban al instante, y con sus botas negras, gastadas por el uso en toda una temporada seguían con el juego para, una vez terminado el partido, acudir al centro del campo a saludar deportivamente al equipo rival, independientemente del resultado. 

Los futbolistas de ahora, salvo excepciones, llegan al campo en coches de lujo y en muchos casos, haciendo caso omiso a la afición que les aclama entregada. Hemos aceptado como algo normal ver a jugadores que se bajan del autobús del equipo con unos cascos mas grandes que su cabeza, y que ignoran a esos niños que llevan toda la tarde esperando su llegada. 
Ya es costumbre ver a los futbolistas salir al césped con sus peinados extravagantes y sus botas de mil y un colores, para retorcerse de dolor en el suelo por cualquier mínimo contacto que, como dijo mi amigo Felipe en la primera entrada de este blog, ni siquiera tumbaría a la más pequeña de sus hijas. 
Es habitual ver jugadores que besan el escudo que llevan en el pecho en un equipo para el año siguiente besarlo en el que les haya añadido un cero en la nómina. Jugadores con los que, por supuesto, conseguir una entrevista muchas veces es misión imposible. 

Este fútbol del que hablo con nostalgia, no es tan lejano, ya que jugadores como Raúl, Puyol, Maldini, Giggs, Del Piero y tantos otros, se pueden erigir como máximos estandartes del mismo. Se trata de jugadores que combinaron su calidad, con una entrega sin igual y un amor a unos colores que parece que poco a poco se están perdiendo. Todo ello, unido a unos valores de deportividad y compañerismo dentro del campo que, de seguir todo en la dirección en la que va, apunta a que se perderán. Esperemos que el fútbol actual de un giro y todo vaya, poco a poco, volviendo a la normalidad.


1 comentario:

  1. هذا، وهذا واحدا من أعظم صور رأيت في حياتي

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