jueves, 10 de mayo de 2012

El rey de la selva

Admirado por su nobleza, lealtad, habilidades, fuerza y valentía, el León ha sido respeto por el resto de animales a lo largo de la historia, sobre todo esta temporada. Es un mamífero carnívoro de la familia de los félidos. Los machos, excepcionalmente grandes, llegan a pesar 250kg, lo que los convierte en el segundo félido más grande del planeta, después del Tigre. La mayoría de la gente no conoce este dato. Los cachorros de Lezama no habían consultado la Wikipedia, y lo descubrieron ayer en pleno combate. Ya era tarde.


Iraizoz, Iraola, Amorebieta, Javi Martinez, Aurtenetxe, Iturraspe, De Marcos, Ander Herrera, Susaeta, Muniain y Llorente. Media España se la sabe de carrerilla. Pero una de las frases más sabias del fútbol dice que las finales no se juegan, se ganan. Ayer, esta generación de niños del Athletic parecía recién nacida en una gran final europea. Un Atlético con muchas más tablas les dio una palmada en el culo, y acabaron llorando. El "Loco" no lo es tanto cuando asume la responsabilidad. Esta temporada están colgando todas las medallas en su cuello, y anoche, aquellos no fueron sus Once pupilos. Salieron con ganas de morder, son chavales con hambre, pero nerviosos, asustados. Amorebieta dudó por primera vez en el partido, fueron tres, y comprobó que a otros no les iba a temblar el pulso. Se nota quien sabe correr con el cinturón de campeón sin que le pese. Falcao dio un sublime zarpazo y los jugadores vascos se escondieron debajo de las sábanas.






Teníamos ganas de este partido. Prometía ser una increíble final. En la ribera del Manzanares había optimismo, pero todos sabemos que son capaces de lo mejor y de lo peor. El impecable historial de los hombres de Bielsa este curso, ya han sacado matrícula de honor, alimentaba aún más la incertidumbre. Las opiniones públicabas señalaban a los bilbaínos como favoritos indiscutibles, las casas de apuestas apuntaban a los colchoneros. Los corazones se han enamorado de el Athletic esta campaña, pero las cabezas saben que una final no es un partido cualquiera. El pupas no sufre tanto como promulgan sus aficionados. Son un equipo grande, y ayer lo demostraron. 

Neptuno chapoteaba feliz esperando a sus Atléticos en las lágrimas de los de Lezama. La juventud es un factor enorme a favor, pero anoche fue un lastre insalvable en contra. Estos chicos están llamados a hacer algo grande, sino les desmontan el plantel con millones. Sería bonito que aguantaran, al menos un año más todos juntos, estos tipos que defienden con su vida esa camiseta. Ayer, además de llorar por no levantar la Copa, sufrían por haber visto a su equipo caer en la final. Fueron a Bucarest a un examen y el profesor Radamel acabó retirándoles los folios y dándoles una clase. Se han hecho hombres.



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