Este fin de semana, Raúl jugaba en su nueva, pero eterna casa, su último partido. Perdón, el penúltimo. El club alemán le prepara un partido de homenaje para el año que viene. Es algo tan lógico, normal y evidente que se me olvidaba mencionarlo. Algún club no lo hizo. Las gradas se vistieron enteras con su nombre, las pancartas de agradecimiento emocionaban. Gracias le querían decir. Solamente Gracias una y otra vez. Gracias por honrar su camiseta. Gracias por vestirla con orgullo. Y gracias por sudarla cada vez que saltaba al terreno de juego. Eso Raúl lo lleva haciendo desde que dio su primera patada a la pelota, y aquella noche querían agradecérselo. El esfuerzo y la pasión que le pone al fútbol, no el tema de los estúpidos números, aunque sean abrumadores. Este deporte es algo más que Copas y estadísticas. Por eso no importan dos o quince temporadas. Estaba perdiendo la esperanza, y desde Alemania, me han gritado que hay gente que aún lo recuerda.
Después, me apostaría un brazo a que jugó los noventa minutos olvidando que aquella gente lo veneraba. Sin pensar un sólo segundo en que ya lo había hecho todo, que no tenía que demostrar nada, que era más un homenaje que un choque importante. Corrió, como siempre, como un chaval al que le dan una oportunidad con diecisiete años. Peleó, como siempre, cada balón cómo si fuera el último. Y acabó, cómo siempre, en el sitio oportuno en el momento adecuado para definir con la enorme clase que atesora y anotarse otro gol a su infinita cuenta. Hay cosas que no cambian nunca. La devoción del Siete por el fútbol ha quedado plasmada para siempre en la hierba del Veltins Arena y en cada retina de los espectadores. La grada le siguió diciendo gracias, gracias y mil veces gracias hasta que se marchó llorando. Por la puerta grande.
Por mi parte, sólo quiero darles, como ya hizo Raúl cien veces, las gracias a ellos por el tan justo homenaje. Han dado una enorme lección. Y si el Schalke a quedado para siempre en el corazón del Siete, también estará en el mío. Gracias.
Enorme artículo. Me gustaría colaborar alguna vez en este blog. Me parece un acierto en muchas de las cosas que se dicen.
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